La articulación témporomandibular (ATM) es la unión entre la mandíbula y la parte inferior del cráneo. Entre ambas estructuras hay un disco articular y diversos sistemas (ligamentos, músculos, etc) que le dan congruencia y estabilidad. El cuerpo humano dispone de dos ATMs muy especiales ya que, entre otros aspectos, son las únicas articulaciones del cuerpo que tienen que estar perfectamente sincronizadas para su correcta función. La ATM se localiza delante de la oreja y a ambos lados de la cabeza.
La musculatura masticatoria une la mandíbula, los maxilares, el cráneo y el cuello. Estos músculos abren, cierran, adelantan (protruyen) y mueven lateralmente la mandíbula permitiendo hablar, masticar o tragar. Algunos de los músculos que ayudan a la masticación (musculatura de la cintura cervical y escapular) estabilizan el cráneo sobre el cuello durante la función de la mandíbula.
Es necesario realizar una evaluación completa que puede incluir:
Revisión de la historia médica, dental y de dolor
Una breve historia psicosocial
Un examen físico de tu cabeza y cuello incluyendo músculos, nervios, ATM y boca
Pruebas adicionales como radiografía, TAC, RM, pruebas de laboratorio…
Pruebas específicas de dentistas, médicos, fisioterapeutas y psicólogos
Todo esto ayudará a un diagnóstico más certero y a un manejo apropiado de la DTM y del Dolor Orofacial.
La disfunción témporomandibular normalmente está asociada a un conjunto de síntomas y tiene distintas causas. Las investigaciones han demostrado que pueden intervenir conjuntamente varios aspectos, incluyendo lesiones en la mandíbula o trastornos de la articulación, como causas de disfunción témporomandibular:
Lesión de la mandíbula: recibir un golpe en la mandíbula o un sobre-estiramiento (apertura amplia de la boca al comer), procedimientos dentales largos o intubación para cirugías.
Hábitos anormales: morderse las uñas, apretar los dientes o masticar chicle pueden provocar disfunción témporomandibular en ciertas personas. Estos hábitos pueden dificultar el cese del dolor.
Oclusión: las investigaciones muestran que raramente la forma en la que encajan los dientes al morder (oclusión) puede ser causa de disfunción témporomandibular. En un pequeño porcentaje de personas puede formar parte de la perpetuación del dolor.
Factores psicológicos: los estudios muestran que el estrés emocional, la depresión o la ansiedad aumentan el dolor. Los estudios indican que los pacientes con disfunción témporomandibular tienen niveles más altos de depresión y ansiedad que los que no lo tienen.
Enfermedades articulares: algunos tipos de artritis pueden afectar a la ATM o a otras articulaciones del cuerpo. En estos casos es necesario un tratamiento con un equipo médico multidisciplinar.
Otros factores: el abuso de drogas o ciertos medicamentos pueden alterar el sistema nervioso central y los músculos contribuyendo a la disfunción témporomandibular.
Cuando la ATM no trabaja correctamente o causa dolor se utiliza el término médico “disfunción témporomandibular”.
La disfunción témporomandibular se engloba dentro del dolor orofacial. Existen tres formas básicas de DTM: miogénica (los músculos generan el dolor), artrogénica (la articulación genera el dolor) y mixta (combinación de las dos anteriores). Los últimos estudios indican que el dolor facial que más prevalece (entre un 90-95% de los casos) es de origen muscular siendo, dentro de este, el más frecuente el dolor miofascial.
Entre los síntomas de disfunción témporomandibular se incluyen:
Dolor de mandíbulaDolor de cuello
Dolor de cabeza
Dolor de oído o alrededor de la oreja
Dolor de cara
Dolor de la sien
Dificultad para abrir la boca: bloqueo o desplazamiento
Ruidos articulares dolorosos: ‘clicks’, ‘pops’ o crepitación
El dolor puede sentirse en uno o en los dos lados y aparecer de forma repentina, o bien progresiva, con variaciones en frecuencia e intensidad a lo largo de meses o años.
El dolor por disfunción témporomandibular puede venir de la ATM o de los músculos que la ayudan a moverse. Por eso, se debe examinar tanto la ATM como la musculatura de la cabeza y del cuello.
La ATM es una articulación que se mueve hacia arriba y hacia abajo y a los lados. Entre la mandíbula y el cráneo hay un disco que absorbe las cargas. Este disco se mueve con la mandíbula y protege los huesos al abrir y cerrar la boca.
El dolor artrogénico suele aparecer por una inflamación, una enfermedad o una degeneración de los tejidos blandos y duros dentro de la ATM. Los trastornos artrogénicos más comunes de la ATM son la capsulitis y sinovitis (inflamación), desplazamiento discal o artrosis. Los tejidos internos de la ATM pueden estar dañados y provocar dolor al intentar mover la mandíbula para hablar o comer. A veces, el disco puede estar fuera de su sitio y dañado. Cuando el disco es incapaz de moverse con normalidad puede causar ruidos acompañado de dolor. Esto, además, puede bloquear la mandíbula al intentar abrir la boca.
Debido a que existen muchas causas posibles de disfunción témporomandibular no hay una ‘cura rápida’.Los síntomas de disfunción témporomandibular pueden ser temporales y auto-limitantes pero sin efectos serios a largo plazo. La mayoría de las investigaciones recomiendan que todos los esfuerzos deben centrarse en primer lugar en terapias conservadoras y reversibles.
Los estudios muestran que los tratamientos de automanejo y conservativos son los más exitosos. Los objetivos del tratamiento son disminuir el dolor, aumentar la función mandibular y limitar el impacto de la disfunción témporomandibular en la vida diaria. La disfunción témporomandibular se trata como cualquier otro problema articular o muscular del resto del cuerpo.
El automanejo debe incluir:
Evitar apretar o rechinar los dientes manteniéndolos ligeramente separados y la mandíbula relajada
Evitar masticar cosas que no sean comida como por ejemplo bolígrafos, lápices, palillos o las uñas
Evitar tocar instrumentos musicales que tensen la mandíbula o provoquen presión en la mandíbula
Limitar los movimientos de la mandíbula durante los bostezos o al masticar, no más de dos dedos de amplitud
Realizar reposo de la musculatura masticatoria evitando masticar con fuerza chicles, helados, carne dura o caramelos duros
Usar compresas de calor húmedo o compresas frías
Masajear la musculatura dolorosa
Los músculos masticatorios unen la mandíbula al cráneo. Su función es abrir y cerrar la boca y mover la mandíbula de un lado a otro para hablar o masticar. Además, estos músculos soportan la cabeza y el cuello. El dolor miogénico normalmente es el resultado de una sobrecarga, fatiga o tensión que soporta la mandíbula y la musculatura provocando dolor de mandíbula, de cabeza o de cuello.
En ocasiones el cerebro confunde estas señales dolorosas y hace que se sienta dolor en otras zonas. Esto puede provocar que el dolor se extienda a la mandíbula, el cuello o la cabeza.
Los estudios indican que el manejo del estrés y de la ansiedad ayuda a aliviar los síntomas de disfunción témporomandibular. El especialista puede recomendar técnicas que ayuden o bien referir a otros profesionales que puedan dar un apoyo adicional.
Los fisioterapeutas son profesionales que se dedican a ayudar a los pacientes a rehabilitarse de muchos tipos de lesiones. La fisioterapia especializada en Dolor Orofacial es una opción terapéutica de gran importancia en el manejo de la disfunción témporomandibular.
Esta disciplina cuenta con un gran abanico de técnicas útiles y muy comunes para el tratamiento de estas patologías como los ejercicios de mandíbula, la corrección postural, los ultrasonidos, la estimulación eléctrica, las movilizaciones, etc.
Se pueden utilizar muchos medicamentos para el malestar como los analgésicos tradicionales. Otros trabajan de diferente manera para tratar el dolor. El médico especialista debe poner un tratamiento específico personalizado.
También conocido como férula de descarga. El diseño dependerá de cada problema. Debe ser utilizada bajo recomendación del especialista. La mayoría de las férulas mantienen los dientes separados para aliviar la presión en la ATM y ayudar a relajar la musculatura.
En casos severos se recomienda la cirugía. Las investigaciones muestran que para 5 de cada 100 pacientes de DTM las terapias conservadoras no son suficientes.