La migraña no es hereditaria
“Me viene de familia, mi madre y mi abuela siempre han padecido de dolores de cabeza”. Hemos asociado erróneamente que la migraña es hereditaria, esto no es así. No existe un gen de la migraña. Lo que sí heredamos o, mejor dicho, aprendemos, es el dolor. ¿Qué quiere decir esto? Cómo afrontamos el dolor o cómo lo procesamos es fruto de factores como la educación, las creencias, la cultura, el entorno…
El dolor se aprende y el entorno familiar y lo que observamos desde pequeños juega un factor muy importante en cómo entendemos el dolor cuando nos hacemos mayores. La buena noticia es que todos estos factores se pueden desaprender, pero requieren de trabajo y esfuerzo por nuestra parte.
Desencadenantes de la migraña
“Cuando hace viento me duele la cabeza”, “si bebo vino o como chocolate, después sé que me va a doler la cabeza”. Es importante saber que correlación no implica causalidad, es decir, que dos hechos ocurran a la vez no implica que uno sea la causa del otro. Nuestro cerebro está especializado en detectar amenazas para sobrevivir. Desde el punto de vista evolutivo tiene sentido pues solo sobrevivían o vivían más aquellos individuos o especies que tenían mayor capacidad para identificar peligros o amenazas y responder ante ellos. Actualmente, cuando tenemos dolor, rápidamente buscamos el motivo o la causa que nos lo provoca, nos analizamos continuamente con el objetivo de identificar esa amenaza. El cerebro busca patrones hasta el punto de relacionar cualquier circunstancia mínima con nuestro dolor y convertirla por asociación en desencadenante del mismo.
La migraña es pues, un error evaluativo de este proceso. El cerebro en su afán por buscar patrones para protegernos de amenazas se equivoca y considera una situación no peligrosa como “comer chocolate” o “el viento” como dañina y la forma de avisarte para que te “protejas” de ella es mediante el dolor.
Me pasa algo en la cabeza
¿Te has hecho TAC y/o Resonancia y todo está bien? DOLOR NO ES IGUAL A DAÑO. Actualmente, se piensa que el dolor puede venir de las terminaciones nerviosas de la región cráneo-cérvico-faciales (origen trigémino-vascular). Gracias a las pruebas de imagen, se ha comprobado que durante las crisis de migraña aumenta la actividad de distintas áreas cerebrales antes incluso de que aparezca el dolor. Se deduce de esta forma que es esta actividad la que pone en marcha todo el proceso migrañoso. Aun así, siguen existiendo muchas dudas y hace falta investigar más el por qué un desencadenante (como el tiempo o ciertos alimentos) sensibiliza estas terminaciones nerviosas. Tampoco explica el resto de síntomas que pueden acompañar las migrañas como son las náuseas, mareos, o sensibilidad a la luz y sonidos.
Explicado esto, es importante saber que todo el dolor que somos capaces de sentir no proviene necesariamente de un tejido o terminación nerviosa concreta, sino que procede del CEREBRO, para ser exactos, del área cerebral (corteza somatosensorial) donde se representan cada una de las zonas de nuestro cuerpo. En este caso, la cabeza.
Pero no se queda ahí, el dolor es algo muy complejo y va más allá de la actividad sensorial y de la representación de la cabeza en la corteza somatosensorial. Hay áreas del cerebro que están encargadas de las interpretaciones y de las evaluaciones de tipo psicológico. El dolor es una EXPERIENCIA MULTIDIMENSIONAL compuesta por la interacción de tres dimensiones: sensorial, emocional y cognitiva; nos referimos cosas como las ideas, creencias, expectativas, memoria y recuerdos que asociamos con el dolor. Ante un mismo estímulo, en una persona con dolor se activan varias áreas cerebrales relacionadas con las emociones y la actividad sensorial que no se activan en aquellas personas que no tienen dolor.
TU DOLOR NO ES INVENTADO
El mayor experto/a en dolor es el que lo padece. El dolor es una experiencia real, no es inventado ni exagerado, y nadie puede decirte cómo deberías sentirlo. Cada persona lo vive a su manera. Podríamos clasificar el dolor en dos tipos: dolor con lesión o daño y dolor en ausencia de daño. En el primero es una respuesta de protección ante una agresión actual en una zona determinada de nuestro cuerpo, por ejemplo un pinchazo en un musculo cuando haces un esfuerzo excesivo como un sprint haciendo deporte, aquí el dolor es el aviso que tu sistema nervioso periférico manda tu cerebro (sistema nervioso central) para hacer que pares la actividad y evitar un daño mayor.
Si la información que es capaz de producir una percepción dolorosa se mantiene de forma constante, aunque ya no haya daño evidente, se produce una hiper-exictación del sistema nervioso central y de otras estructuras de este ¿Qué puede pasar entonces? Se puede dar una alteración en la percepción de estímulos, por ejemplo, hace que el roce de la tela de la ropa, o de una sábana pueda producir dolor. El dolor se expande como si fuera un contagio (puede comenzar en la cara y extenderse hacia cuello u hombros o viceversa). También pueden producirse alteraciones emocionales relacionadas con el dolor, es posible que enfados o noticias tristes hagan que el dolor aumente. Cuando experimentamos este tipo de sensaciones es posible que tratamientos como la cirugía, los medicamentos o algunas técnicas de fisioterapia no hagan el efecto analgésico que esperamos, pero esto no significa que no se pueda hacer nada por mejorarlo sino que el enfoque del tratamiento debe ser diferente. No hay que resignarse. Dolor crónico o migraña no significa dolor para siempre.
En dolores de larga evolución acaban dándose cambios en la función y estructura de nuestro cerebro, cambia su funcionamiento y su anatomía (a esto se le llama neuroplasticidad desadaptativa). Estos cambios pueden alterar el funcionamiento de las áreas encargadas de dirigir y coordinar los movimientos, de percibir el dolor o de controlar algunos aspectos emocionales ¿esto quiere decir que ya no hay solución? No, se ha demostrado que el ejercicio produce cambios en el funcionamiento y en la estructura del cerebro y, a diferencia que los cambios mencionados antes, estos SON POSITIVOS (a esto lo llamamos neuroplasticidad ADAPTATIVA). El ejercicio es un importante activador del sistema encargado de modular, es decir, disminuir, el dolor. Por lo que el EJERCICIO TERAPÉUTICO es indispensable para iniciar el camino a la mejora del dolor, además hará que sientas que estás haciendo algo por tu dolor y tu recuperación. El ejercicio puede provocar la recuperación de los movimientos incorrectos y además reducir el miedo al dolor y al movimiento. El ejercicio igualmente es una herramienta que hará que desvíes la atención selectiva sobre el dolor provocando una distracción útil. Por eso es importante escoger actividades que nos gusten y nos motiven.
Por lo tanto, la Migraña o dolor crónico no es para siempre, no es incurable. Puede reducirse drásticamente incluso eliminarse, pero para ello es MUY IMPORTANTE que seas PARTICIPE DE MANERA ACTIVA en tu tratamiento.
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